domingo, 18 de septiembre de 2022

Llorar tirada en el piso

 Solo dos veces en mi vida me ha tumbado el dolor. En ambas creo que era la desesperación por anestesiar mi cuerpo, querer salir de mi sitio y sin poder hacerlo. Solo en la primera pude ver la luz para las rejillas de la puerta y pedí ayuda mientras la tristeza me ataba como un bloque duro y pesado sobre mi espalda. La segunda no estaba en esta dimensión. Fui y vine del infierno en un par de horas solo por estar aburrida. Dudé un tiempo de la realidad pero asumimos el pacto de ficción y aquí seguimos, dando cabida la multiplicidad del Yo que nos habita. Aquellas Yo que aún no conozco y que esperan salir. 

sábado, 17 de septiembre de 2022

Mi mamá y yo hacemos cosas raras

Mi mamá y yo hacemos cosas raras, me digo mientras voy en el asiento del copiloto viendo como la ciudad y su concreto se transforman en tierra desértica de pocos arbustos con modestas hojas, típico paisaje de cuando decidimos ir a dar la vuelta solo para ver algo más que las paredes que nos encierran. Eso fue sobre todo en el auge de la pandemia, cuando había restricciones que ahogaban el deseo de respirar otro aire. 

Mi mamá y yo hacemos cosas raras, como cuando me sigue el rollo con historias que incluyen la prosopopeya del Jake o nos "pega el tonto" en algún momento del día y nos reímos hasta de un ronquido provocado para reírnos más. 

Mi mamá y yo hacemos cosas raras cuando nos reímos sin maldad de otras personas; cuando tratamos de convertir los momentos agrios a algunos más amenos.

Mi mamá y yo hacemos cosas raras cuando me habla de la libertad, de la empatía, de la consciencia y la consideración por lxs demás, pero antes que nada, por mí misma. 

Mi mamá y yo hacemos cosas raras cuando rompemos con los moldes y sabemos que actuar desde el cuidado es lo principal en nuestra relación. 

miércoles, 13 de julio de 2022

Querido diario:

Estoy recordando a una amiga tan dulce como la miel, a mi amiga M. Nos conocimos en nuestro trabajo en el café durante el 2014. Ambas vivíamos en Guanajuato y tratábamos de comprender el tránsito hacia la independencia económica, hacernos responsables de nuestras decisiones y más. Recuerdo que apenas la iba conociendo cuando muy amablemente me invitó a dormir en su casa un día en el que no tenía llaves de la mía o no podía llegar a dormir ahí no recuerdo por qué. Con ella aprendí sobre la responsabilidad afectiva, ella no solo involucraba a las parejas sexo afectivas sino que hablaba de la importancia de la amistad y cómo no suele tener la misma importancia que las parejas en nuestra sociedad, cuando son iguales de importantes -o quizás más. 

De pensar en mi amiga Mel retrocedo un poco para ver la pared llena de mosaicos de mi vida que son mis amiks. Pienso en Gto., esa ciudad donde viví en varias casas, dormí en tantos cuartos y caminé muchos de sus callejones. Recuerdo los días saliendo de trabajar después de la medianoche y tragar saliva al ver la pendiente del callejón y su posibles sorpresas. En Guanajuato extendí el concepto de familia; aprendí más sobre los cuidados y el peso de las soledades en tiempos de vulnerabilidad. Me gustó sentir que muchas de mis relaciones fueron recíprocas; viví el concepto de comunidad donde todxs nos echábamos la mano en momentos difíciles. Encontré en aquellas camas, platos de comida, lágrimas derramadas, cafecitos compartidos, unos tacos y una chela, un bailecito en la Antigua, algo reconfortante y muchas veces, el empujón necesario para seguir en la vida. 

A veces quisiera escribir todas esas historias para salvarlas del olvido de la memoria. Quizás después, quizás de a poco. 

martes, 7 de junio de 2022

Querido diario:

Comienzo a pensar en el sentido de escribir en este espacio. Quizás aquí albergo una esperanza extraña de que alguien más llegue a estas palabras aunque no me lo diga. 

Tengo tiempo sin escribir, ni siquiera en mi diario personal. Me genera un desconcierto pensar, escribir y usar palabras descriptivas para hablar de mi vida. Me refiero a esas palabras que se utilizan para hacer inventarios o itinerarios:

Despertar, desayunar, trabajar, 

lavar, descansar, salir, comer.

Solo verbos infinitivos

que mientras ocurren 

se sienten tal cual,

como el infinito.

Un presente extendido en

profundo aburrimiento.

And suddenly

six months have already passed

and nothing has happened.

This senseless thing that I call "life" 

feels more like a 

blank page

at the end

of a small book.

Migrations in round,

like Jeftanovic said.




 

martes, 31 de mayo de 2022

La dosis literaria de Cortázar

 "Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura, en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infalibles y máquinas de conformismos. Pero preguntarse si sabremos encontrar el otro lado de la costumbre o si más vale dejarse llevar por su alegre cibernética, ¿no será otra vez literatura? Rebelión, conformismo, angustia, alimentos terrestres, todas las dicotomías: el Yin y el Yang, la contemplación o la Tatigkeit, avena arrollada o perdices faisandées, Lascaux o Mathieu, qué hamaca de palabras, qué dialéctica de bolsillo con tormentas en piyama y cataclismos de living room. El solo hecho de interrogarse sobre la posible elección vicia y enturbia lo elegible. Que sí, que no, que en ésta está… Parecería que una elección no puede ser dialéctica, que su planteo la empobrece, es decir la falsea, es decir la transforma en otra cosa. Entre el Yin y el Yang, ¿cuántos eones? Del sí al no, ¿cuántos quizá? Todo es escritura, es decir fábula. ¿Pero de qué nos sirve la verdad que tranquiliza al propietario honesto? Nuestra verdad posible tiene que ser invención, es decir escritura, literatura, pintura, escultura, agricultura, piscicultura, todas las turas de este mundo. Los valores, turas, la santidad, una tura, la sociedad, una tura, el amor, pura tura, la belleza, tura de turas."

jueves, 28 de abril de 2022

Aspectos insoportables del discurso académico

  • Las negaciones constantes.
  • El uso de adverbios intensificadores innecesarios.
  • El uso de lenguaje especializado cuando el público no lo es. Lo único que hacen es volver inaccesible la información y sufrir escuchando una charla que en esencia te interesa.

lunes, 18 de abril de 2022

Acabo de leer una serie de poemas de Irma Torregrosa (Mérida, Yucatán, 1993)

 Aquí el link para acceder a todos los poemas, pero ahora y en este espacio solo compartiré el segundo, "Transfiguraciones", porque tengo el interés de hacer un estudio con este tema: el cuerpo y los elementos agregados que producen una semiótica particular.

II

Siempre quise que mi primer labial fuera rojo,
pero me advirtieron que no sería bueno
llevarlo a la escuela ni a mis primeras salidas
con chicos; que el rojo decía cosas que no debían ser.
Mi madre me compró, entonces, un labial palo de rosa
que utilicé antes de ir a una comida en casa de mi primer novio.
A él le gustó ese brillo que daba a mi boca algo de fruta,
algo de ternura satinada, el jugo que asomaba en sus bordes.
Nos besamos de forma muy torpe y caímos
sobre el otro, en medio de la brusquedad, de la urgencia
que escucha en el ruido de la lavadora una canción de amor.
Regresé a mi casa con un pequeño ardor entre las piernas
y el color de mis labios arrastrado hasta las comisuras.
Esa fue la última vez que lo vi.
A veces me pregunto si me recuerda.
Si recuerda las llamadas de teléfono y la desazón
de los siguientes días, mis preguntas a los compañeros de la escuela,
a la maestra de la única clase que compartíamos.
Me pregunto si, como a mí, le habrá ardido el corazón
de tanta huida. Nunca supe por qué lo hizo.
Si lo único que pasó fue conocer los colores
de nuestro cuerpo. Hasta ahora me pregunto,
si el color en mis labios era el adecuado.

sábado, 12 de marzo de 2022

Hoy fui al Wal Mart y sonaba "Nantes" de Beirut

Compré té negro (earl grey), gelatinas light, galletas habaneras integrales, yogur griego sin azúcar y jamón de pechuga de pavo.

Así mientras se me quitaba lo enrojecido de la cara. Así hasta que estuviera lista para disimular que lloré un buen rato. 

lunes, 28 de febrero de 2022

Querido diario:

En estos días pasé por una situación de violencia emocional y psicológica. Sí, fui víctima y es doloroso reconocerlo. Este desequilibrio me hizo pensar en lo necesario que es hablar de salud y cuidado mental más que nunca. Muchas personas hemos pasado por situaciones que nos marcan y nos dejan heridas; sin embargo, no creo que se trate de competir para ver cuáles son más profundas, sino de reconocer su impacto y lugar en nuestras propias historias. Estar en contacto con nuestras emociones podría arrojarnos luces sobre cómo las gestionamos e incluso reconocer si hay algo que no sabemos cómo manejar. Eso es delinear un límite para saber que necesitamos ayuda, y qué mejor que acudir con personas preparadas y que garanticen un profesionalismo claro, ético, honesto, digno, transparente, respetuoso y responsable, como mínimo, para ello.

Pasé cuatro horas en un curso donde fui capaz de advertir el discurso y la retórica manipuladora, colmados de tergiversaciones, extrapolaciones, un discurso capitalista neoliberal y mucha mierda más que me da asco nomás de recordar. Coaching Coercitivo le llaman. Fui para cumplir un favor muy especial para alguien que quiero, pero eso me enseñó más sobre los límites que debo poner en ese cariño, al que antepuse a mis principios éticos y mi propia salud mental. Me fui en cuanto hubo un break porque, en sí, el curso duraba 3 días y contemplaba unas 12 horas por día. En ese espacio hubo desbordes emocionales y nadie se hizo cargo, ninguna persona del equipo. Había gente llorando al recordar a seres queridxs que habían fallecido, hubo emociones abiertas que nadie fue capaz de acompañar con responsabilidad reconociendo la dimensión que eso conlleva. Yo no soy profesional de la salud mental pero me atrevo a sugerir que esta actividad debería ser ilegal. Me puse a buscar información al respecto y vi que en México y en LATAM se han vuelto muy populares esta clase de centros. Pero, sobre todo, que en nuestro país no hay una regulación porque tampoco hay políticas públicas al respecto. Solo en casos específicos que comprenden abuso sexual, como el de Ricardo Ponce -o eso dicen las fuentes.

Pienso en lo perverso que es lucrar con las vulnerabilidades y heridas emocionales de las personas. Reconocer la necesidad que tienen algunxs, por diversos factores, de un sentido de pertenencia, de reconocimiento social, de legitimación, de autoestima, del duelo que no han podido llevar -y más- y me pone muy triste. Reconocer el poder de la violencia y utilizarlo como instrumento para generar cambios positivos me parece indignante. Quizás nada malo pase si somos optimistas, quizás a muchas personas les cambia el enfoque en la vida, pero creo que también hay otras cosas en juego, principalmente cuando todo es truculento.

Recordar quiénes somos, qué lazos creamos, cuál es nuestra postura frente al mundo, revisar nuestro código ético, el amor que nos tenemos, nunca como antes habían sido un salvavidas para hacer frente a situaciones tan indignantes y perversas como esa. Yo fui con la convicción de que podría tolerar un rato tanta barbaridad pero no pensé que fuera tan insoportable. Soy humana y siento y escucho. No salí ilesa de esa situación. Me siento lastimada y voy a tardar en recuperarme. Me siento desequilibrada, a la defensiva, tratando de comprender qué me pasó. Tan solo de acordarme de todo lo que vi y las secuelas de la irresponsabilidad y falta de ética de ese lugar, se me empañan los ojos. 

Qué bueno que hay personas con experiencias muy distintas a la mía, pero eso no significa que estas otras no sean posibles. El daño está hecho. Ojalá yo sea la excepción de la regla; ojalá que esto que siento y pienso no se repita en otra cabeza.

Sé que soy una persona valiosa, amada y profundamente agradecida por todo ese amor que me ha acompañado a donde quiera que voy. La integridad de unx no es negociable.

Una mierda el coaching coercitivo. Viví esta experiencia solo para ayudar a B., pensando que saldría ilesa de ello porque ni siquiera creo en esos espacios. Salí en cuanto pude y me di cuenta de lo horrible que era y lo violentada que me sentí. Ojalá nadie más nunca deba pasar por eso. Te maldigo, Live Free. Eres una mierda para el mundo. 

martes, 15 de febrero de 2022

Los diagramas de Vero y Sara se intersectan.

Ayer terminé de leer Conjunto vacío (2015). Desde hace meses me llamaba en mi librero. Creo que no te conté, pero lo compré una tarde en la que deambulaba el centro de Qro. Había pasado a la Dulce Compañía por un suculento café y el bocado experimental que inaugura o quema un puente hacia un postre. En mi caso lo quemó; demasiado dulce. Salí errante y hacía viento. Entré en una librería que estaba ahí cerca y cuyo nombre no recuerdo. Podría buscarlo pero es secundario. Recorrí los estantes con mis ojos y mis manos; reconocí títulos de teoría que me hubieran servido para la maestría. Lamenté no haber ido ahí antes. 

En uno de los estantes reconocí Conjunto vacío y lo tomé. Meses atrás lo habían leído en la círcula pero yo no pude estar porque la vida me impidió su lectura. El librero me vio y me preguntó si me gusta Verónica Gerber. Le conté que no había podido leerla pero que me habían recomendado su obra. Me contó que justo en ese momento estaba en la presentación de un libro en el museo de la ciudad. Tan solo a unos pasos que mediría en 2 minutos. Decidí ir a verla. Por primera vez me aventuré entre esos pasillos y escaleras de un edificio por el que había pasado un par de veces y entrado una sola vez, hace años para un festival que organiza unx ex profesorx de la maestría, creo que se llama Vestidas para matar. En fin, llegué a mi destino pero me sentí descontextualizada. Desistí y salí a tomar algunas fotos, a visitar el baño y a comer algo para poder volver a la librería. Llegué ahí sobre la hora a la que el hombre me dijo que cerraba. Sin embargo, retrasaría el cierre porque estaba esperando a su esposa, quien estaba en la presentación de Gerber, y a la misma Verónica porque ahí había dejado su equipaje. Esperé 10, 15, 20 minutos. Casi la hora. Hasta que me decidí a comprar el libro e ir a ver si alcanzaba a que me lo autografiara. 

Al llegar de vuelta a la sala del museo, la caída de la tarde nos había regalado los misterios oscuros. Entre cubrebocas, es decir, medias caras, voces tenues sin ánimos de ser murmullos, me dispuse a encontrar a una persona que nunca había visto. Ni siquiera en fotos. Había pequeños grupos de tres personas platicando entre sí, pero no una mesa con libros y la escritora como había pensado. Pregunté a una señora si era ella Verónica y me dijo que no, pero me señaló quién sí era. Me acerqué un poco apenada porque Gerber platicaba con un hombre; él se alejó con cordialidad al ver mi intención de obtener su autógrafo. Le conté un poco de cómo había llegado a adquirir su libro y cómo el azar me permitió conocerla ese día. Le hablé de usted y me pidió que no lo hiciera porque la hacía sentir vieja. Me regaló otro autógrafo para R. en otro de sus libros que compré y que le regalé a R. Nos tomamos una foto y ya está. 

Saralicia M. y Verónica G. (Octubre de 2021) 

Foto tomada por Saralicia M.

Después de leer Conjunto vacío y escribir este texto no podía sino imaginarme que dibujaba las intersecciones con diagramas de Venn, como diría ese desdoblamiento metaficcional de su voz narrativa. Siento que digo algo tautológico o errado. Como sea, leer su obra me tocó de muchas formas. Sentí como si me hundieran con el índice la boca del estómago. Vero me alzo un puente sensible de experiencias o sentimientos similares a pesar de ser tan distintas. Sobre todo le agradezco la forma en la que percibe a los árboles en tonos filosóficos. Los aborda desde su interior, las vetas que narran su historia como seres individuales pero también sociales; entendí que hay un área que se encarga de estudiar precisamente esas vetas como archivos históricos de enfermedades, deforestaciones e incendios. Quizás exagero, pero algo así me dejó marcada.

Sobre todo disfruté la idea de los principios y la vuelta al origen. Es algo gris pensar que si hay tantos comienzos es porque ha habido muchos fracasos, pero me hizo sentido en mis últimos nuevos comienzos. Entendí que he desandado el camino emancipatorio y ahora estoy aquí, en mi propio búnker. Creo que Ampuero también menciona algo así en un cuento de Pelea de gallos en relación con el volver a la ciudad de origen después de vivir en otros sitios. Los esfuerzos por pensar que ellxs y nosotrxs somos lxs mismxs cuando es esfuerzo inútil. 

También disfruté del ludismo del lenguaje. Inventar un idioma con otra persona. La alteración sintáctica o los acrónimos. Me recordó al glíglico de Rayuela. No había topado una obra que se propusiera hacer un poco lo mismo sin que se sintiera forzado ni que fuera estrictamente igual. Esta obra en forma y contenido logra bien el desafío hacia las dimensiones espacio-temporales. La alternancia de narrativas que dan profundidad a la historia a partir de la narración en presente de sucesos que ya quedaron atrás; intercalar el presente como la asimilación de esas situaciones con cierta melancolía; o los espacios donde delinea la relevancia de esas vetas en los árboles y los triángulos, objetos o figuras que viajan semióticamente para adquirir otros significados que las palabras por sí solas no nos dejan claros. Y, finalmente, las narrativas gráficas, disfruté mucho el sentir lo que cada una implicaba con sus intersecciones entre personas/jes, los universos, lo colmado y lo vacío. Gracias por este regalo, Vero. Ahora trato de descifrar el mío:




"Mi expediente amoroso es una colección de principios. Un paisaje definitivamente inacabado que se extiende entre excavaciones inundadas, cimientos al aire libre y estructuras en ruinas; una necrópolis interior que ha estado en obra negra desde que recuerdo. Cuando te conviertes en coleccionista de inicios también puedes corroborar, con precisión casi científica, la poca variabilidad que tienen las finales. Estoy condenada, particularmente, a la renuncia. Aunque, en realidad, no hay mucha diferencia, todas las historias terminan bastante parecido. Los conjuntos se intersectan más o menos igual y lo único que cambia es el punto de vista desde el que te toca ver: la renuncia es voluntaria, el consenso es la menos común de las opciones, y el abandono es más bien una imposición.

Tengo talento para empezar. Me gusta esa parte. pero la salida de emergencia está siempre a la mano así que también me resulta relativamente fácil saltar al vacío cuando algo no me convence. Emprender la huida hacia la nada a la menor provocación. Por eso esta vez no quiero preámbulos, intentaré evadir el comienzo, ya tengo demasiados. Estoy cansada de los preludios y el único momento en que podría volver con cierta seguridad es a aquel desenlace, a ese rompimiento que lo cambió todo en primer lugar, que me convirtió en una desertora, en una compiladora de historias irremediablemente truncas."

V. Gerber, 2015. Conjunto Vacío.  

 


Boom del re-cor-dis.

Sa: Me caga el ruido. Es lindo estar así, en silencio.

Si: ¿Por qué?, ¿sientes que ya has escuchado demasiado?

Ese chico da en el clavo. O, mejor dicho, se escurre entre los sentidos verbales; es decir, por los intersticios que quedan entre esos clavos. Me toca porque precisamente esquiva esos sitios comunes. Cuestiona la hegemonía desde el o la co-razón. Qué lindo pensarlo así. Una razón compartida entre dos. Eso también es amor, crear un lenguaje único entre dos personas.

sábado, 22 de enero de 2022

Querido diario:

 No quedé en el doc y me siento genuinamente libre y contenta. Desde el día de la entrevista me trabajé mi duelo por lo que creí que quería, la desilusión de que ese programa no estuviera alineado por mis intereses y la necesidad de buscar otras formas de desarrollarme en mi momento inmediato. Doy muchas gracias a la universa por darme el rechazo que yo no quise dar cuando ocurrió esa entrevista y me dijeron que la implementación que yo tanto anhelo es imposible para su programa. Adaptarme a él hubiera sido como mutilarme y aunque me echaba ánimos para ponerme creativa y ver de qué forma podía hacerlo a andar, no lo sentía tanto como una motivación, sino como algo que no me llenaba. Sin duda es un programa respetable, pero no articulaba todos mis intereses fundamentales, entre ellos, especialistas en estudios literarios y la posibilidad de aplicar esa investigación. Habrán más convocatorias, más intentos y posiblemente más rechazos. Pero por ahora nos damos a la tarea de entrarle a otros sitios que me llaman la atención y donde creo que los efectos están más alineados a mis objetivos de hacer trabajo comunitario para poblaciones vulneradas. Honestamente dudaba sobre mi salud mental al comprometerme 4 años con una investigación que sentía muy cerca de mi otra investigación. Quiero permitirme aprender y poner oídos y ojos atentos a mi entorno para ver qué más propuestas salen. Nomás escribiendo para la colectiva me surgieron dos temazos, no sé si para doc, pero sí para artículos. La investigación prevalece en mí, pero ya no se trata de sentarme yo frente a mis libros y computadora y entablar diálogos con especialistas; me atrae más generar otros espacios que puedan beneficiarse de estos conocimientos. La revolución será feminista o no será, y quiero llegar hasta allá, donde existan mujeres de todos las edades, tamaños y colores con ánimos de cambiar estas realidades. 

En realidad abrí esta entrada para escribir sobre el rechazo y cómo eso me ha traído muchos beneficios. Una vez mi amiga M. me habló sobre esa parte de la que casi no se habla pero que también nos puede impactar de manera positiva. Y sí, lo creo. Yo sigo estando muy agradecida por todos los weyes que me han rechazado, tanto que ya aprendí a ver eso como favores que me hacen. En este sentido me había costado un poco más, varios días de ondeadez y tal, porque los estudios siempre han sido importantes para mí, así que el "no" en esta dimensión significaba más cosas. Por ejemplo, me sentí muy estúpida cuando terminé la entrevista y para mí ese es uno de los peores sentimientos. Me reprochaba por todo lo que pude haber dicho mejor, etc. Pero también me di cuenta de mis debilidades y esa capacidad de autocrítica es algo que necesito de manera permanente. A veces, pensaba ayer mientras corría, confundo a la niña interior que es como mi intuición y me jalonea una manga para que nos vayamos de los sitios donde no pertenecemos o saldremos lastimadas, y mi propio miedo que me impide hacer cosas que quiero. Es complicado discernirlas pero al menos ya distingo esas dos raíces que me vuelven consciente cuando tomo decisiones. So, me trabajé ese rechazo hace semanas y me convencí de que la negativa era la que quería, porque de haber resultado aprobada iba a tener que hacer algunas cosas que muy probablemente me orientarían a desertar. Lo intenté en este programa porque tenía todo para hacerlo en ese momento y porque los otros acababan de cerrar convocatoria. Sin embargo, desde el inicio sentía que era un poco forzado, solo que no sabía si era mi niña o mi miedo por moverme de lugar, en muchos aspectos. 

Quizá después siga escribiendo sobre esta idea. Por ahora, estoy animada. Hoy comenzamos el taller Nalle y yo en un centro de mujeres con adicciones. Estoy muy motivada :).

jueves, 20 de enero de 2022

F(r)icciones

Fusiones de experiencias estéticas literarias. Vamos a llamarle a eso F(r)icciones a eso que me ocurre de hallarme en palabras que no son las mías pero que expresan o vuelven inteligibles las emociones que alguna vez sentí pero que no traté de cristalizar. 

Leer La última niebla de María Luisa Bombal me hace revivir emociones de mi encuentro con L.  hace meses. Fue escrita hace 86 años y vino a describir un encuentro fugaz tan bello que nos siembra dudas sobre si ocurrió realmente, muy a tono con una experiencia de estética fantástica. Me remitió a otra lectura que tuvimos en la Circularia donde leímos a Amparo Dávila. Yo me fui de largo por empecinada a darle algún sentido a esos cuentos por medio del que lleva el nombre del cuentario, Árboles petrificados. Es un poco el mismo tema del amante y el amor, la memoria fugaz, la pasión, la imposibilidad y el paso del tiempo. En Bombal es más agrio porque nos invita a pensar una vida de mujer llena de silencios, donde la muerte estaba en la vida y, quizás, algo de vida encontró en la muerte. El cumplimiento de deseos afectivos y sexuales, quizás. En cambio, con Dávila es una memoria embellecida, como diría la Chayo Castellanos ("el recuerdo embellece lo que toca"), de los momentos compartidos con el amante.

Qué panoramas tan desalentadores cuando una se propone seguir. A mí me quedan bellas memorias que a veces revivo. Por ejemplo, me recuerdo feliz caminando por este parque el mismo día en el que nos despedimos en unos portales de una ciudad insospechada en el centro de este país. Pero como todo, se me va deslavando de los sentidos. He olvidado su olor -que me agradó- pero no el tono de su voz. Aún cuando lo pienso viene a mí una oleada cálida de afecto, como fueron sus abrazos. En fin, ese día fue difícil bajar de las nubes.

(As a whisper: Dos mujeres ya han descrito adelantádamente algunas emociones que tengo sobre ti.)


martes, 18 de enero de 2022

Querido diario:

Cuando era niña, una niña a quien yo quiero mucho me dijo que su mamá le había dicho que yo estaría muy bonita si no estuviera gorda. Yo me quedé en shock porque quizás fue la primera vez que alguien me decía que mi cuerpo estaba "mal" y no lograba descifrar el mensaje. No me había visto desde esos ojos nunca pero ese día, creo, empecé y me sentía mal por ello. Tenía alrededor de 10 años. Yo no le tengo rencor a esa niña que ahora es una adulta, en realidad ahora pienso en cómo a esa edad ya habíamos asimilado el mensaje de saber cómo era un cuerpo bello según nos dicta la hegemonía. Algunas cosas no salen de todas formas, porque años después me dijo cómo yo no sabía el sufrimiento que conlleva cumplir todos los estándares de belleza. ¿Está claro?

De niña tuve como compañera de escuela a una niña que no me caía muy bien desde que se empeñó en demostrar que su nombre era más bonito que el mío. Digamos que compartíamos el primer nombre pero el segundo era diferente. Yo le dije que estaba ok. Ella insistió e hizo una encuesta en todo el salón para terminar riéndose de mí y afirmar cómo ella tenía esa seguridad, verdad o certeza de tener un nombre más bonito que el mío. Yo sigo revisitando ese sitio en mi memoria y aún no logro comprender...

A veces recuerdo esos momentos y me duele en alguna herida que me acompaña sabiendo que eso que viví y que sigo reviviendo de otras formas pues en realidad estaba cargado de varias cosas. Entre ellas la gordofobia interiorizada, la resistencia hacia la hegemonía de la belleza, la búsqueda alternativa de vivir mi cuerpo en un mundo en el que me sentía cada vez más loca. Ahora celebro todas esas resistencias y trato de sanarme a mi propio ritmo con mucha autocompasión, autocuidado y paciencia. Empecé a aprender a quererme recientemente pero lo importante es iniciar, ¿no? Este tema me trae muchos temas y quizás ahora quise compartírselos porque comprendo que situarnos en el cuerpo nos muestra cómo esto nos atraviesa, nos lastima, nos mueve sitios emocionales y, vaya, nos hace vulnerables también.

Ese deseo de ser percibidas como "bonitas" también nos puede llevar a ejercer violencias de las que ni siquiera nos percatamos y pueden empezar desde bien temprano. ¿Qué hay del tema del poder en la belleza?, ¿seguiremos hablando?

Querido diario:

 Me siento muy feliz y motivada. Fíjate que ya estoy de maravilla con la idea de no quedar en el doc -que aún no lo sé de cierto pero lo intuyo. Como estrategia de supervivencia me he lanzado a la piscina por impulso, convicción y confianza plena en mí. Sí, esa dosis de creerte capaz de poder lograr lo que te propones con todo y adversidades que vengan en esa decisión. Sostengo con firmeza que esto que sigo creando parte de un amor profundo por generar sitios de resistencia donde los afectos son indispensables para poder acompañarnos en esta lucha. Así que los cimientos de la colectiva se ven prometedores. Me encanta ver avivado el fuego creativo de las compañeras cuando nos unimos y nos movilizamos para alcanzar a contagiar esta utopía a más mujeres. Sigamos encendiendo la mecha, esa que aunque una se canse de ratos por sostener la antorcha, sabemos y confiamos con que alguien más la estará encendiendo mientras volvemos. Así, como una inercia del relevo con sentidos profundos de sororidad entre nosotras. Acá hay tanto por hacer, pero qué bien que hemos compartido la inquietud de cómo empezar.


sábado, 8 de enero de 2022

Querido diario:

Mi mayor consuelo en el universo es que, para bien o para mal, todo pasa. Acabo de terminar de ver Don't Look Up y me quedé desconcertada. ¿Qué será del futuro?, ¿llegaremos a marzo? He estado con pensamientos turbios y sombríos. No sé si debería ser así pero siento que la peli me deprimió un poco más. Ni siquiera sé con quién podría identificarme, pero veo los asquerosos mecanismos del capitalismo neoliberal aliado a los intereses del Estado y casi vomito. Pero también las líneas borrosas entre los discursos eufemísticos de la política y la mercadotecnia. Hace tiempo conversaba eso con B. Él me contaba de un multimillonario que emprendió un proyecto de un tour espacial o algo así (la verdá no lo he corroborado) y que invitó a personas riquísimas a participar en él. Desde ahí pensé "qué jodido, ellos precisamente son los que seguro ya se están construyendo mansiones en otros planetas, y acá quedaremos los que hacían el trabajo sucio que sostenía a esas personas". Eso mismo pasa en la peli, me pregunto qué sería reiniciar una especie humana con esas personas como líderes "originarias". 

Pensaba también en esas teorías que revisamos el semestre pasado sobre el devenir con en contextos multiespecistas de Donna Haraway y cómo ella habla de las principales dos tendencias para pensar el futuro: el "alguien lo resolverá" y el post apocalipsis. Ambas nos libran de responsabilidades individuales, al parecer. Es más, ahora que lo escribo, siento que en realidad esa apuesta incierta de que alguien lo resolverá, responsabilidad delegada a un dios o a lxs humanos brillantes, reduce una gran carga de creatividad e inteligencia a un sector muy reducido de nuestra sociedad. Y lo segundo, esa estúpida tendencia al aceleracionismo solo expresa el egoísmo y el antropocentrismo que insiste en joder, pero ahora sí colectivamente, a todas las especies. Es, para mí, la cumbre de la estupidez. 

Alors, ¿seremos lo suficientemente sensibles para crear futuros que consideren nuestras realidades multiespecistas? 

lunes, 3 de enero de 2022

Querido diario

 Me siento triste. Podría ser que esté deprimida y ansiosa. Me gustaría hundirme un rato en un submarino, pero como no tengo un a mi alcance y resulta inviable, me apetece más estar en posición fetal debajo de mi cama. Luego recuerdo la sensación del piso heladísimo y se me pasa. ¿Quizás ya es tiempo de volver a correr? Hasta eso me tiene desanimada con este frío que me pone tan de malas. Igual me tengo que ir acostumbrando, ya lo sé. Quizás es porque me golpeó la nostalgia de querer estar en otros sitios y con otras personas. Lejos, como me gusta estar. O también podría ser porque Bradie se fue y mi psique y cuerpa me dicen que lo extraño, o si es parte de mi recuperación energética por toda la que me han quitado las situaciones familiares. Lo mismo de siempre, solo que parece que ahora hay esperanzas... Vamos a ver qué nos depara el año que inicia. 

Pd. Me vuelvo loca por una libreta nueva.

Pd. Ya me urge iniciar terapia.

sábado, 1 de enero de 2022

Querido diario:


Cerré el 2021 con una especie de promesa que es, a su vez, una reafirmación de compromiso con las juventudes. Conocí a una adolescente de 14 años que me recordó a mí porque le gusta leer. Platicamos un buen rato y compartimos las experiencias que derivan de ese placer, principalmente las que empiezan cuando cierras el libro. Es una actividad que suele ser solitaria, sobre todo durante la pandemia, y a eso le agregamos lo poco popular que es. Quise platicar mucho con ella porque tengo la experiencia de haber crecido con comentarios que me marcaban como rara en todos mis espacios. Supongo que por eso mismo, desde la adolescencia, empecé a celebrar esa "rareza" con la que siempre me calificaban. Después eso se convirtió en elogios de inteligencia y aunque no me siento cómoda en ese adjetivo, sobre todo en los últimos años, sigo asombrada por cómo esa rareza le ha dado tanto sentido a mi vida. Me gusta más pensar en ser estratégica: ser creativa para proponer, pasar de la palabra a los actos y aterrizar la teoría en la práctica.

Pero bueno, continuando con esta morra, me contó que le interesa saber cómo eran las mujeres antes para poder comparar cómo ha cambiado el machismo entre los tiempos actuales y aquellos. Les prometo que ella solita sacó el tema. Y bueno, basta conocerme poco como para saber que me volví loca de la emoción. Me terminó preguntando qué significa ser mujer para mí y pensé: "Rayos, si supieras que es la pregunta que aún no logro resolver a pesar de que tengo años dándole vueltas y leyendo a mujeres que le han dado vueltas desde hace décadas. Me haces la pregunta del siglo". En fin, con pocos ánimos le dije en breve que, para mí, ser mujer es una ficción. Y luego pensé que al mismo tiempo no lo es. Ya lo sé, pero, ¿cómo comenzar a explicarle las violencias hacia las mujeres que han sido fuertemente instaladas por las colonizaciones y el capitalismo en alianza con el patriarcado?, ¿cómo le digo que la misoginia se basa en la jerarquía derivada de "la verdad del sexo" que nos pone en sitios de diferencia y subordinación desde los esencialismos? Esas son pocas de las preguntas que recuerdo que me surgieron.

Por si fuera poco, me contó que sospecha que es lesbiana pero tiene mucho miedo de decírselo a su familia porque cuando ha preguntado sobre el tema solo le contestan que "Dios creó al hombre y a la mujer", y sabe que su papá es homofóbico, y su mamá le condicionó su cariño a la heteronorma (en mis palabras). Le conté que "los adultos" no lo saben todo aunque lo crean, y que incluso repiten explicaciones que escuchan en todos lados porque a veces eso es más cómodo que pensar en otras formas de comprender las situaciones. Sin embargo, no dejo de pensar que la explicación es "simple" y el amor debe estar en cada palabra. Entonces... nada, le dije que jamás sienta que está enferma o que hay algo malo en ella (me anticipé a lo que percibo que suele decirse sobre el tema), que las lesbianas existen pero que se habla poco de ellas porque en nuestras sociedades patriarcales no hay nada peor que no rendir culto a los hombres en nombre del amor. O peor aún, que explican el lesbianismo como un querer ser un hombre o que se es lesbiana porque no ha encontrado al "indicado". En fin, al parecer siempre se tiene que tratar de ellos.

Me quedé pensando en toda la información que me faltó decirle, o cómo pude haberlo dicho mejor. Y como no puedo regresar el tiempo lo único que se me ocurrió fue venir aquí a compartirlo. Estas charlas son verdaderamente intercambios. Tenemos tanto que aprender de las juventudes y les debemos tanto... Me tiró una bomba como un cubo de rubik, lleno de colores y posibilidades.