domingo, 18 de septiembre de 2022

Llorar tirada en el piso

 Solo dos veces en mi vida me ha tumbado el dolor. En ambas creo que era la desesperación por anestesiar mi cuerpo, querer salir de mi sitio y sin poder hacerlo. Solo en la primera pude ver la luz para las rejillas de la puerta y pedí ayuda mientras la tristeza me ataba como un bloque duro y pesado sobre mi espalda. La segunda no estaba en esta dimensión. Fui y vine del infierno en un par de horas solo por estar aburrida. Dudé un tiempo de la realidad pero asumimos el pacto de ficción y aquí seguimos, dando cabida la multiplicidad del Yo que nos habita. Aquellas Yo que aún no conozco y que esperan salir. 

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