Y tengo la cabeza revuelta y cinco dramáticos kilos más en mi cuerpa. Urge volver a la rutina porque se resiente bien cabrón. Pero no será posible, creo. Hay que programar la cirugía, supongo que esa podría quedar para la próxima semana o finales de esta. Qué miedo pero ya quiero dar este maldito paso que no me deja avanzar más. Las vacaciones estuvieron bastante bien aunque más extensas de lo que hubiera querido. Ya me urgían mis ratos de soledad. En todo el ocio metí la pata y le escribí, como dije en mi entrada anterior, a más de un vato que no debía. Siempre haciendo lo que una no debe, ¿por qué funciono contrariada con mis deseos? Sigo limpiando el escritorio mental, necesito seguir leyendo más y pensando todavía más en mí en lugar de en tantas pendejadas... Lástima que son tan entretenidas y, con algo de suerte, deliciosas.
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