Hay que temerles a los hechos fortuitos, recubiertos de inocencia. Ellos son las delicadas piezas de un rompecabezas cuya totalidad toma demasiados años en revelarse. Si falta una pieza, uno puede terminar en el fondo de un río o bajo los reflectores de un escenario; es justamente esto último lo que sentí la primera vez que canté profesionalmente con la banda góspel, que una mano bondadosa me había agarrado como a un cachorro del cuero del pescuezo y me había rescatado de la profundidad de una ciénaga. Es que los ríos pueden ser maravillosos y siniestros, y por eso todavía los necesito. Disculpen si salto como entre las piedritas de un camino mientras desarrollo mi testimonio. Nunca he sido buena con el orden de las cosas; a veces cuento primero las consecuencias o las confundo con las causas.
La semana pasada leímos el cuentario Tierra fresca sobre su tumba (2021) de la escritora boliviana Giovanna Rivero y fue una parsimoniosa delicia. T. lo dijo muy bien durante la sesión: estilo "sofisticado", super cuidado y se ve que bastante trabajado. Esta obra da para plantear el estado actual del género fantástico latinoamericano en una narradora más. Qué felicidad.
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