Estoy tratando de limpiar mi cabeza para poder concentrarme en lo que realmente importa.
Hablaba con mi amigo C. a quien hace años no veo pero que repentinamente reapareció en mi vida hace como dos meses. Hemos hablado de nuestros duelos con nuestrxs respectivxs ex's (en mi caso es menos que eso, porque nunca se animó siquiera a pensarme como novia aunque a veces "la cagaba" y se autocorregía cuando me denominaba novia, ve tú a saber).
Bueno, decidí rebautizar a mi pseudo ex como "El imbécil". El que al principio dijo no querer ser un pendejo conmigo y que terminó siendo el turbo pendejo. Imagínate que la última vez que nos vimos aún tuvo el descaro de decirme "Me gustas y te quiero" y al mes ya estaba saliendo con una amiga mía (bueno, yo la consideraba así). Sí, después de poco más de un año de relacionarnos sexo afectivamente. Así como si nada. Cada quién tiene sus procesos de sanación, eso lo entiendo pero...¿neta?,¿en un mes? Y todavía seguía contactándome. Siento pena por la chica porque me parecen las peores circunstancias para gestar algo. Pero también sé que eso empezó desde antes. Es claro. Flashback: allá como en marzo "El imbécil" y yo comíamos juntos y volteé por casualidad cuando a su celular llegó un mensaje: "¿dónde estás?" preguntaba la chica con la que ahora "sale"y él contestó "en el centro". En realidad él estaba comiendo conmigo en mi casa; no lo cuestioné porque me parecía intensear inútilmente. Ahora todo tiene sentido. Lo descubro tan convencional como cualquier otro, tan macho progre con apariencia de aliado. Me tragué todo el cuento, debí seguir el instinto visceral que la entraña me dicta a veces. Qué porquería pensar en resignificar la historia para mal y descubrir las costuras mal hechas, las violencias y los aguantes. Sí, hablo desde el dolor del desengaño y la traición que acompañó el final de una historia terriblemente líquida.
Cuando me enteré de todo esto no tuvo ningún sentido. Hace tiempo yo le pregunté abiertamente si le gustaba ella en un momento de franqueza y él dijo que no, que no le gustaría. Después me habló del tipo de chicas que le gustan y ella no parecería encajar con lo que él me dijo. Pero bueno, de nuevo, cada quién tiene derecho a reinventarse.
Luego pensé en la sororidad. Al principio no estaba molesta con ella. Después lo vi de otra manera. Me resisto a creer que las morras nos seguimos haciendo esto. Ya la molestia con ella no es por el vato en sí sino en la traición a mí. El imbécil es tan cobarde que evidentemente no me lo diría, pero muchas personas asumieron que yo ya lo sabía. Incluso cuando cierta amiga me lo dijo, después del lloriqueo necesario, me sentí tan molesta como Regina George cuando descubre que le han dado barritas para engordar en vez de adelgazar y ese grito que viene de develar la mentira prolongada por meses.
Para bien o para mal, lo único que queda de esto es aprendizaje. La sororidad no aplica en todos los territorios con todas las mujeres. Es sabido. Hay mujeres que siguen interiorizando el patriarcado y son precisamente con quienes no vale la pena relacionarse si sólo será para mal. Así me parece esta chica después de todo. Su edad le permite compartir ciertas ideas con la lucha feminista, pero aún dista de asumirse políticamente en este territorio. Esa es una de las tibiezas de mis contemporánexs con las que me resulta difícil lidiar, sobre todo si se genera un conflicto de este tipo.
Eso no me impide sentir que lamento los daños inminentes de una relación con un imbécil que no es congruente, no se compromete ni sabe a corto plazo lo que quiere. Quizá la vida me sorprenda y ambos perfiles encajen a la perfección. Cada quién hace lo necesario para ser feliz o, al menos, tener la ilusión de ello.
Vuelvo a pensar en construir relaciones con/desde una ética feminista y pienso en que en vacaciones escribiré algo sobre eso.
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