sábado, 22 de enero de 2022

Querido diario:

 No quedé en el doc y me siento genuinamente libre y contenta. Desde el día de la entrevista me trabajé mi duelo por lo que creí que quería, la desilusión de que ese programa no estuviera alineado por mis intereses y la necesidad de buscar otras formas de desarrollarme en mi momento inmediato. Doy muchas gracias a la universa por darme el rechazo que yo no quise dar cuando ocurrió esa entrevista y me dijeron que la implementación que yo tanto anhelo es imposible para su programa. Adaptarme a él hubiera sido como mutilarme y aunque me echaba ánimos para ponerme creativa y ver de qué forma podía hacerlo a andar, no lo sentía tanto como una motivación, sino como algo que no me llenaba. Sin duda es un programa respetable, pero no articulaba todos mis intereses fundamentales, entre ellos, especialistas en estudios literarios y la posibilidad de aplicar esa investigación. Habrán más convocatorias, más intentos y posiblemente más rechazos. Pero por ahora nos damos a la tarea de entrarle a otros sitios que me llaman la atención y donde creo que los efectos están más alineados a mis objetivos de hacer trabajo comunitario para poblaciones vulneradas. Honestamente dudaba sobre mi salud mental al comprometerme 4 años con una investigación que sentía muy cerca de mi otra investigación. Quiero permitirme aprender y poner oídos y ojos atentos a mi entorno para ver qué más propuestas salen. Nomás escribiendo para la colectiva me surgieron dos temazos, no sé si para doc, pero sí para artículos. La investigación prevalece en mí, pero ya no se trata de sentarme yo frente a mis libros y computadora y entablar diálogos con especialistas; me atrae más generar otros espacios que puedan beneficiarse de estos conocimientos. La revolución será feminista o no será, y quiero llegar hasta allá, donde existan mujeres de todos las edades, tamaños y colores con ánimos de cambiar estas realidades. 

En realidad abrí esta entrada para escribir sobre el rechazo y cómo eso me ha traído muchos beneficios. Una vez mi amiga M. me habló sobre esa parte de la que casi no se habla pero que también nos puede impactar de manera positiva. Y sí, lo creo. Yo sigo estando muy agradecida por todos los weyes que me han rechazado, tanto que ya aprendí a ver eso como favores que me hacen. En este sentido me había costado un poco más, varios días de ondeadez y tal, porque los estudios siempre han sido importantes para mí, así que el "no" en esta dimensión significaba más cosas. Por ejemplo, me sentí muy estúpida cuando terminé la entrevista y para mí ese es uno de los peores sentimientos. Me reprochaba por todo lo que pude haber dicho mejor, etc. Pero también me di cuenta de mis debilidades y esa capacidad de autocrítica es algo que necesito de manera permanente. A veces, pensaba ayer mientras corría, confundo a la niña interior que es como mi intuición y me jalonea una manga para que nos vayamos de los sitios donde no pertenecemos o saldremos lastimadas, y mi propio miedo que me impide hacer cosas que quiero. Es complicado discernirlas pero al menos ya distingo esas dos raíces que me vuelven consciente cuando tomo decisiones. So, me trabajé ese rechazo hace semanas y me convencí de que la negativa era la que quería, porque de haber resultado aprobada iba a tener que hacer algunas cosas que muy probablemente me orientarían a desertar. Lo intenté en este programa porque tenía todo para hacerlo en ese momento y porque los otros acababan de cerrar convocatoria. Sin embargo, desde el inicio sentía que era un poco forzado, solo que no sabía si era mi niña o mi miedo por moverme de lugar, en muchos aspectos. 

Quizá después siga escribiendo sobre esta idea. Por ahora, estoy animada. Hoy comenzamos el taller Nalle y yo en un centro de mujeres con adicciones. Estoy muy motivada :).

jueves, 20 de enero de 2022

F(r)icciones

Fusiones de experiencias estéticas literarias. Vamos a llamarle a eso F(r)icciones a eso que me ocurre de hallarme en palabras que no son las mías pero que expresan o vuelven inteligibles las emociones que alguna vez sentí pero que no traté de cristalizar. 

Leer La última niebla de María Luisa Bombal me hace revivir emociones de mi encuentro con L.  hace meses. Fue escrita hace 86 años y vino a describir un encuentro fugaz tan bello que nos siembra dudas sobre si ocurrió realmente, muy a tono con una experiencia de estética fantástica. Me remitió a otra lectura que tuvimos en la Circularia donde leímos a Amparo Dávila. Yo me fui de largo por empecinada a darle algún sentido a esos cuentos por medio del que lleva el nombre del cuentario, Árboles petrificados. Es un poco el mismo tema del amante y el amor, la memoria fugaz, la pasión, la imposibilidad y el paso del tiempo. En Bombal es más agrio porque nos invita a pensar una vida de mujer llena de silencios, donde la muerte estaba en la vida y, quizás, algo de vida encontró en la muerte. El cumplimiento de deseos afectivos y sexuales, quizás. En cambio, con Dávila es una memoria embellecida, como diría la Chayo Castellanos ("el recuerdo embellece lo que toca"), de los momentos compartidos con el amante.

Qué panoramas tan desalentadores cuando una se propone seguir. A mí me quedan bellas memorias que a veces revivo. Por ejemplo, me recuerdo feliz caminando por este parque el mismo día en el que nos despedimos en unos portales de una ciudad insospechada en el centro de este país. Pero como todo, se me va deslavando de los sentidos. He olvidado su olor -que me agradó- pero no el tono de su voz. Aún cuando lo pienso viene a mí una oleada cálida de afecto, como fueron sus abrazos. En fin, ese día fue difícil bajar de las nubes.

(As a whisper: Dos mujeres ya han descrito adelantádamente algunas emociones que tengo sobre ti.)


martes, 18 de enero de 2022

Querido diario:

Cuando era niña, una niña a quien yo quiero mucho me dijo que su mamá le había dicho que yo estaría muy bonita si no estuviera gorda. Yo me quedé en shock porque quizás fue la primera vez que alguien me decía que mi cuerpo estaba "mal" y no lograba descifrar el mensaje. No me había visto desde esos ojos nunca pero ese día, creo, empecé y me sentía mal por ello. Tenía alrededor de 10 años. Yo no le tengo rencor a esa niña que ahora es una adulta, en realidad ahora pienso en cómo a esa edad ya habíamos asimilado el mensaje de saber cómo era un cuerpo bello según nos dicta la hegemonía. Algunas cosas no salen de todas formas, porque años después me dijo cómo yo no sabía el sufrimiento que conlleva cumplir todos los estándares de belleza. ¿Está claro?

De niña tuve como compañera de escuela a una niña que no me caía muy bien desde que se empeñó en demostrar que su nombre era más bonito que el mío. Digamos que compartíamos el primer nombre pero el segundo era diferente. Yo le dije que estaba ok. Ella insistió e hizo una encuesta en todo el salón para terminar riéndose de mí y afirmar cómo ella tenía esa seguridad, verdad o certeza de tener un nombre más bonito que el mío. Yo sigo revisitando ese sitio en mi memoria y aún no logro comprender...

A veces recuerdo esos momentos y me duele en alguna herida que me acompaña sabiendo que eso que viví y que sigo reviviendo de otras formas pues en realidad estaba cargado de varias cosas. Entre ellas la gordofobia interiorizada, la resistencia hacia la hegemonía de la belleza, la búsqueda alternativa de vivir mi cuerpo en un mundo en el que me sentía cada vez más loca. Ahora celebro todas esas resistencias y trato de sanarme a mi propio ritmo con mucha autocompasión, autocuidado y paciencia. Empecé a aprender a quererme recientemente pero lo importante es iniciar, ¿no? Este tema me trae muchos temas y quizás ahora quise compartírselos porque comprendo que situarnos en el cuerpo nos muestra cómo esto nos atraviesa, nos lastima, nos mueve sitios emocionales y, vaya, nos hace vulnerables también.

Ese deseo de ser percibidas como "bonitas" también nos puede llevar a ejercer violencias de las que ni siquiera nos percatamos y pueden empezar desde bien temprano. ¿Qué hay del tema del poder en la belleza?, ¿seguiremos hablando?

Querido diario:

 Me siento muy feliz y motivada. Fíjate que ya estoy de maravilla con la idea de no quedar en el doc -que aún no lo sé de cierto pero lo intuyo. Como estrategia de supervivencia me he lanzado a la piscina por impulso, convicción y confianza plena en mí. Sí, esa dosis de creerte capaz de poder lograr lo que te propones con todo y adversidades que vengan en esa decisión. Sostengo con firmeza que esto que sigo creando parte de un amor profundo por generar sitios de resistencia donde los afectos son indispensables para poder acompañarnos en esta lucha. Así que los cimientos de la colectiva se ven prometedores. Me encanta ver avivado el fuego creativo de las compañeras cuando nos unimos y nos movilizamos para alcanzar a contagiar esta utopía a más mujeres. Sigamos encendiendo la mecha, esa que aunque una se canse de ratos por sostener la antorcha, sabemos y confiamos con que alguien más la estará encendiendo mientras volvemos. Así, como una inercia del relevo con sentidos profundos de sororidad entre nosotras. Acá hay tanto por hacer, pero qué bien que hemos compartido la inquietud de cómo empezar.


sábado, 8 de enero de 2022

Querido diario:

Mi mayor consuelo en el universo es que, para bien o para mal, todo pasa. Acabo de terminar de ver Don't Look Up y me quedé desconcertada. ¿Qué será del futuro?, ¿llegaremos a marzo? He estado con pensamientos turbios y sombríos. No sé si debería ser así pero siento que la peli me deprimió un poco más. Ni siquiera sé con quién podría identificarme, pero veo los asquerosos mecanismos del capitalismo neoliberal aliado a los intereses del Estado y casi vomito. Pero también las líneas borrosas entre los discursos eufemísticos de la política y la mercadotecnia. Hace tiempo conversaba eso con B. Él me contaba de un multimillonario que emprendió un proyecto de un tour espacial o algo así (la verdá no lo he corroborado) y que invitó a personas riquísimas a participar en él. Desde ahí pensé "qué jodido, ellos precisamente son los que seguro ya se están construyendo mansiones en otros planetas, y acá quedaremos los que hacían el trabajo sucio que sostenía a esas personas". Eso mismo pasa en la peli, me pregunto qué sería reiniciar una especie humana con esas personas como líderes "originarias". 

Pensaba también en esas teorías que revisamos el semestre pasado sobre el devenir con en contextos multiespecistas de Donna Haraway y cómo ella habla de las principales dos tendencias para pensar el futuro: el "alguien lo resolverá" y el post apocalipsis. Ambas nos libran de responsabilidades individuales, al parecer. Es más, ahora que lo escribo, siento que en realidad esa apuesta incierta de que alguien lo resolverá, responsabilidad delegada a un dios o a lxs humanos brillantes, reduce una gran carga de creatividad e inteligencia a un sector muy reducido de nuestra sociedad. Y lo segundo, esa estúpida tendencia al aceleracionismo solo expresa el egoísmo y el antropocentrismo que insiste en joder, pero ahora sí colectivamente, a todas las especies. Es, para mí, la cumbre de la estupidez. 

Alors, ¿seremos lo suficientemente sensibles para crear futuros que consideren nuestras realidades multiespecistas? 

lunes, 3 de enero de 2022

Querido diario

 Me siento triste. Podría ser que esté deprimida y ansiosa. Me gustaría hundirme un rato en un submarino, pero como no tengo un a mi alcance y resulta inviable, me apetece más estar en posición fetal debajo de mi cama. Luego recuerdo la sensación del piso heladísimo y se me pasa. ¿Quizás ya es tiempo de volver a correr? Hasta eso me tiene desanimada con este frío que me pone tan de malas. Igual me tengo que ir acostumbrando, ya lo sé. Quizás es porque me golpeó la nostalgia de querer estar en otros sitios y con otras personas. Lejos, como me gusta estar. O también podría ser porque Bradie se fue y mi psique y cuerpa me dicen que lo extraño, o si es parte de mi recuperación energética por toda la que me han quitado las situaciones familiares. Lo mismo de siempre, solo que parece que ahora hay esperanzas... Vamos a ver qué nos depara el año que inicia. 

Pd. Me vuelvo loca por una libreta nueva.

Pd. Ya me urge iniciar terapia.

sábado, 1 de enero de 2022

Querido diario:


Cerré el 2021 con una especie de promesa que es, a su vez, una reafirmación de compromiso con las juventudes. Conocí a una adolescente de 14 años que me recordó a mí porque le gusta leer. Platicamos un buen rato y compartimos las experiencias que derivan de ese placer, principalmente las que empiezan cuando cierras el libro. Es una actividad que suele ser solitaria, sobre todo durante la pandemia, y a eso le agregamos lo poco popular que es. Quise platicar mucho con ella porque tengo la experiencia de haber crecido con comentarios que me marcaban como rara en todos mis espacios. Supongo que por eso mismo, desde la adolescencia, empecé a celebrar esa "rareza" con la que siempre me calificaban. Después eso se convirtió en elogios de inteligencia y aunque no me siento cómoda en ese adjetivo, sobre todo en los últimos años, sigo asombrada por cómo esa rareza le ha dado tanto sentido a mi vida. Me gusta más pensar en ser estratégica: ser creativa para proponer, pasar de la palabra a los actos y aterrizar la teoría en la práctica.

Pero bueno, continuando con esta morra, me contó que le interesa saber cómo eran las mujeres antes para poder comparar cómo ha cambiado el machismo entre los tiempos actuales y aquellos. Les prometo que ella solita sacó el tema. Y bueno, basta conocerme poco como para saber que me volví loca de la emoción. Me terminó preguntando qué significa ser mujer para mí y pensé: "Rayos, si supieras que es la pregunta que aún no logro resolver a pesar de que tengo años dándole vueltas y leyendo a mujeres que le han dado vueltas desde hace décadas. Me haces la pregunta del siglo". En fin, con pocos ánimos le dije en breve que, para mí, ser mujer es una ficción. Y luego pensé que al mismo tiempo no lo es. Ya lo sé, pero, ¿cómo comenzar a explicarle las violencias hacia las mujeres que han sido fuertemente instaladas por las colonizaciones y el capitalismo en alianza con el patriarcado?, ¿cómo le digo que la misoginia se basa en la jerarquía derivada de "la verdad del sexo" que nos pone en sitios de diferencia y subordinación desde los esencialismos? Esas son pocas de las preguntas que recuerdo que me surgieron.

Por si fuera poco, me contó que sospecha que es lesbiana pero tiene mucho miedo de decírselo a su familia porque cuando ha preguntado sobre el tema solo le contestan que "Dios creó al hombre y a la mujer", y sabe que su papá es homofóbico, y su mamá le condicionó su cariño a la heteronorma (en mis palabras). Le conté que "los adultos" no lo saben todo aunque lo crean, y que incluso repiten explicaciones que escuchan en todos lados porque a veces eso es más cómodo que pensar en otras formas de comprender las situaciones. Sin embargo, no dejo de pensar que la explicación es "simple" y el amor debe estar en cada palabra. Entonces... nada, le dije que jamás sienta que está enferma o que hay algo malo en ella (me anticipé a lo que percibo que suele decirse sobre el tema), que las lesbianas existen pero que se habla poco de ellas porque en nuestras sociedades patriarcales no hay nada peor que no rendir culto a los hombres en nombre del amor. O peor aún, que explican el lesbianismo como un querer ser un hombre o que se es lesbiana porque no ha encontrado al "indicado". En fin, al parecer siempre se tiene que tratar de ellos.

Me quedé pensando en toda la información que me faltó decirle, o cómo pude haberlo dicho mejor. Y como no puedo regresar el tiempo lo único que se me ocurrió fue venir aquí a compartirlo. Estas charlas son verdaderamente intercambios. Tenemos tanto que aprender de las juventudes y les debemos tanto... Me tiró una bomba como un cubo de rubik, lleno de colores y posibilidades.