El ruido urbano me ensombrece la cabeza.
Anuncios, aviones, autos, personas.
Un tecno sistema estridente.
Todo eso comunica mientras yo me siento a...
querer
comunicar
algo que no puedo expresar
o sí
pero no tan rápido
ni tan conciso
ni mucho menos
fácil.
Acá pienso cada una de las palabras que escribo.
Mientras allá se vomitan,
se esfuman en el aire
o en los oídos que las tocan.
Suspiro.
Pienso.
Es insuficiente, Woolf,
una habitación propia
me queda corta
porque aún teniéndola,
la realidad se impone.
Ring ring, peep, peep, woof, woof!
Qué lata, qué desidia tan irritante sobre la nada.
Por eso el búnker,
a ver si así me dejan sola con mis palabras.
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