jueves, 13 de agosto de 2020

¿Por qué leer a mujeres?

 Escribir es lo único que me ha sujetado con una relativa cordura. Es decir, ya sé que estoy loca, pero disimulo mi caos; algunas veces con más éxito que otras. Sin embargo, eso siempre se asoma, se me escurren los destellos de locura en la mirada, en los suspiros y, sobre todo, siempre, en las palabras cuando siento dentro una flamita incentivada.

Hoy me siento loca y escribo. Hago esto para desenredar la urdimbre de ideas, o pactar el sueño por las noches se hace aún más difícil. Me creo una red abstracta para recoger esas ideas, concretarlas a través de palabras porque, ¿qué más es la realidad sino la evocación de la misma? Ejercicio dialéctico de lo que se produce en la mente y nos atraviesa el cuerpo hasta darle alguna forma, algún sonido.

Estuve pensando en la clase de hoy sobre los criterios que intervienen para dar una clase de literatura. Mis posiciones feministas me han hecho tener un rencor y resistencia hacia el canon que ha sido androcéntrico. Entiendo que puedan darse las lecturas de maneras diferentes porque los tiempos han cambiado y, en breve, cada sujetx tiene su subjetividad; o sea, las interpretaciones van a ser distintas en tanto que nosotrxs diferimos en experiencias. Habrán coincidencias y diferencias, pero no creo que sintamos lo mismo al enfrentarnos con una obra; esa tarea sería bastante difícil de explorar. 

Pero bueno, hablábamos de las tecnologías del género en un texto de Teresa de Lauretis. Hablábamos de la Mujer como ficción y bien, no sólo la Mujer, sino las categorías de lxs sujetxs generizadxs.Entonces F. mencionó el ejemplo de las clases de literatura y cómo él enseña textos clásicos a sus alumnxs de secundaria. Yo inmediatamente recordé al profe Pancho en alguna de las hermosas clases de didáctica de la lengua y la literatura, donde nos borró de golpe la cuestión de cómo enseñar literatura. Recordaba aquellas conversaciones pretenciosas de pasillos, pensar en que obligadamente todo el mundo debería de conocer el canon. Era una Sara más joven y más crédula; después de esa clase comprendí que las maravillas de la Literatura también tienen que ver con una adecuación del ojo, hay un disfrute distinto cuando hay una formación de lectura analítica-crítica. Por ejemplo, si yo hubiera leído Rayuela a los 15 seguro hubiera aventado la novela a la segunda página; o quién sabe, quizá la haya leído toda pero me hubiera perdido de un montón de elementos ingeniosos en la ejecución narrativa a los que pude apreciar bastante cuando la leí casi al término de mi carrera. Ojo aquí: no digo que deben estudiar literatura para disfrutar las obras, a final de cuentas cada experiencia lectora y, por ende, también estética a través de este ejercicio, es meramente personal.


Vuelvo: repliqué a propósito del comentario del compañero pues que mis ideas de selección de textos sería integrar mujeres en un programa de lectura no pensando que con eso ya salvamos al mundo del patriarcado y que ahora sólo se lean a mujeres. La visión androcéntrica está en todos lados, pocas escritoras son conocidas y leídas, por eso pienso que para la circunstancia actual me importaría un pepino que se me tachara como maniquea, como si la propuesta de un ginocentrismo literario fuera a repercutir en un sesgo de realidad. Imposible. Pero creo que es un pequeño acto que les debemos a la genealogía femenina: reconocer las condiciones de desigualdad social, económica y material en las que las mujeres han escrito a través de los siglos; un desafío tremendo. No imagino las dificultades incluso para poder ser publicadas y cuántos "anónimos" en la historia realmente llevan detrás un nombre de mujer.


Recuerdo de Cecilia: Hace como un mes fui a verla a su dpto en el centro de Qro. Hizo un comentario contundente que admiro bastante: "Yo no leo a las mujeres porque tengan vulva, leo a las mujeres porque ESCRIBEN BIEN"; uno más: "que el patriarcado existe, ESO NO TE LO NIEGO. Pero, ¿qué vas a hacer para mejorar tu condición en este sistema?". Y eso me encantó, me pareció un comentario desafiante. Ya me estoy cansando de los discursos dentro de los feminismos que replican la supuesta inferioridad femenina. Sí estamos jodidas en esto que parece un laberinto patriarcal pero, ¿nos damos contra la pared o abrimos una brecha entre las bardas?

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