Narcisa se quedó pensando que la mujeres son tremendas; esa noche Narcisa tuvo largas horas de profunda meditación, pensó en la condición transitoria de nuestro ser, de nuestra voz, pensó que si la materia no desaparece, sino que solamente se transforma, al transformarse pasa a ser otra cosa distinta de lo que fue y por lo tanto, tenemos que admitir que si la materia no desaparece, sí desaparece su forma original; la condición eterna de las cosas es precisamente, su transitoriedad; un edificio se hace polvo con el paso de los siglos y ese polvo persiste en su transitoriedad al convertirse en otra cosa y después en otra y en otra; tal vez el eco de la voz hecha letra persista, con algunas transformaciones sufridas a manos editoras ajenas a su esencia, pero tal vez muchas se salven, rueden intactas por los siglos, y eso seré, seré palabra que lleve a los demás a mundos desconocidos, me seguirán las muchedumbres, caerá sobre ellas el peso leve de mi luz; quiero anticiparme al paso del tiempo, desintegrar mi materia, llevarla al año 2000, asomarme a lo que será mi mundo en ese pedazo de tiempo en el que ya habré cumplido sesenta años;
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