Vengo a recordar que lo personal es político. Vengo a pensar y poner sobre la mesa la politicidad del sexo. Hace rato encontré una lista creada por La marcha de las putas acerca de a qué nos referimos cuando decimos que los hombres no saben coger y me encantó porque terminó diciendo: "porque se creen muy vergas y no nos pueden dar ni un orgasmo".
Hoy más temprano hablaba con E. de una situación que se habló en mi clase del viernes: madres-jefas de familia viudas o separadas. La carga de la responsabilidad de los cuidados hacia otrxs y la ausencia de autocuidados para ellas. Un compañero preguntó retóricamente que si estuvieran con un hombre, ¿sería mejor? Pienso que no. Las mujeres cada vez nos vamos reafirmando lo prescindible de los hombres. En estos tiempos, de verdad, ¿quién necesita a un hombre? Entorpecen las labores, es todo. Para mí el matrimonio debería, por lo menos, construirse con la noción de relaciones horizontales (sí, sin jerarquías o imposiciones de poder de una parte hacia la otra) o si no, sólo se vuelve un contrato de esclavitud donde la opresión se ejercerá sobre las mujeres. Labores domésticas asumidas y además contribución obligatoria a los ingresos económicos de la familia. Sí, las mujeres nos hemos insertado activamente a la esfera pública pero sin alcanzar los altos puestos; y sí, aún llegando a casa asumimos las labores del hogar. No, los hombres no han intervenido del todo en los espacios privados. La división sexual del trabajo sigue siendo algo que las mujeres "tenemos que pedir" después de años de martilleo cultural que genera la dichosa "carga mental".
Las mujeres no necesitamos un hijo de nuestra edad, sino un compañero. Me revienta la idea de construir una relación al servicio de los cuidados, afectos y necesidades de los pinches onvres. Es difícil plantearme compartir mi espacio, tiempo y afecto con alguien en estos tiempos. También sospecho el sacrificio de la enseñanza y el aprendizaje. No hay parejas perfectas, ni siquiera nosotrxs lo somos en nuestra individualidad... Estamos en devenir constante. Pero los onvres no han hecho mucho históricamente para llegar a ser la sospecha del aliado. Es una cuestión de ética, ¿tienes un código de valores para relacionarte?, ¿tienes al menos palabra?
En lo que a mí respecta, cada vez es más difícil encontrar hombres en un mar social de onvres, y pensar en una coherencia axiológica en la praxis.
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