Hoy B. me manda mensajes de Whatsapp para decirme lo deprimido que está.
Hoy B. me hizo recordar por qué Beginners me mueve tanto. Sobre todo en la escena donde Ana recrea una llamada telefónica con su papá que le habla para contarle que quiere suicidarse.
Pocos espacios he tenido en mi vida para hablar de eso. Es delicado porque la prioridad es B. Siempre B.
Hoy, más temprano, mi mamá y yo platicábamos sobre la visita del abuelo paterno ayer. Compartimos la reflexión de que él se siente culpable por su crianza violenta y ahora no sabe cómo resolverlo. Todxs sus hijxs, a excepción de la tía L. que es un dulce, tienen rencor hacia él. Lo demuestran con sus actos y sus palabras, aunque digan lo contrario. El abuelo derramó unas lagrimitas ayer. Mi papá mesuró su voz. Yo me quedé con ganas de decirle que no sé cuánto me aguantaría si yo le llegara a hablar en 20 años como ahora él le habla al abuelo. Me reservaré ese comentario para alguna ocasión especial. En fin, mi mamá se puso sensible por el tema y me dijo que toda la familia debimos tener atención psicológica. Hizo énfasis en mí. Y pues, no sé, no puedo imaginarme mi vida siendo de otra forma. Haber estado al margen de la atención -aunque no del todo- me hizo independiente, responsable y resiliente.
El teléfono sigue vibrando con mensajes tristes de B. y yo ya tengo la cabeza saturada de trabajo. A veces siento que mi propia cabeza es una mansión donde trato de ver cuál es el mejor cuarto propio. Acabo de recordarlo: ruido blanco.
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