jueves, 1 de octubre de 2020

Crítica de la crítica desde un vacío epistemológico.

Cuando pienso en el canon cultural se me viene un olor fétido a patriarcado, a androcentrismo, a machos burgueses. Gente con privilegios que trascendieron en la cultura.

No me jacto de ser irreverente: sólo lo soy. La indiferencia me acompaña al contemplar lo que se erige como sublime; pero tampoco siento con la banalidad. ¿Será que estoy vaciada de sensibilidad visual? 

Yo no imagino la sustancia, trabajo con ella, con extractos de subjetividad; no con forma o materia. Quizá la literatura esté más desprolija de imposiciones visuales. Las generadas están íntimamente asociadas con nuestra historia y almacén subjetivo.

Mejor busco -será porque me reconozco- en los márgenes de los discursos hegemónicos. Y aún así, difícilmente me encuentro.



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