Una vez estuve en San Pedro con D. Quizás tendríamos 13 años. Hacía calor, el habitual en esta geografía. Habíamos ido con mi papá no recuerdo bien a qué. D. y yo nos columpiamos bajo la sombra de un mezquite en pleno estío. Le conté que sentía que éramos prisionerxs de nuestrxs cuerpxs, que la libertad estaría en liberarnos de él.
Tengo dos años recordando ese momento. Lo revivo en mi memoria una y otra vez, tratando de entender qué detonó esos pensamientos. ¿Qué pensaba esa Sara de 13 años al decir eso? Recuerdo decir que me parecía injusto que mereciéramos ciertos tratos por lo que dicen estas inscripciones carnales que no controlamos. Pienso ahora en los trips de la identidad y cómo esas marcas dicen algo que nos sitúa en un panorama social: sistema sexo-género, raza/etnia, entre otras cosas...
Mi tarea durante mi estancia temporal aquí será revisar mis viejos diarios. Sí, aquellos de niña, de la adolescencia o los que dan cuenta de mis primeros años de "joven" whatever that means...